Una cosa positiva que tiene el momento actual de publicación de manga en nuestro país (al margen de eternos debates de sostenibilidad, viabilidad, burbujas, sobreexplotaciones y demás) es que podemos acceder a una pluralidad de títulos que, no hace tanto tiempo, estaban solo al alcance de las personas más forofas y familiarizadas con la actualidad de publicación japonesa, la importación y el pirateo. Algo que requiere, en mi opinión, un nivel de especialización importante y un conocimiento de los nichos artísticos bastante alto. Sobre el detalle de cuántos ejemplares se venden, imposible opinar, pero aquello de que hay un manga para cada tipo de persona, que quizás fuera cierto en su país de origen, da la sensación de ser un poquito más cierto también en España a día de hoy.
Uno de estos nichos hiperespecíficos, y en concreto uno que yo frecuento, es el del interiorismo, decoración, moda y diseño industrial. Un nicho que, a base de títulos que mezclan el manga con el artbook, han florecido desde la primavera de 2024, principalmente explotados por Planeta Cómic. Hoy os quiero hablar de algunos de ellos.
Veil de Kotteri!
Planeta Cómic; serie abierta con 6 tomos publicados, 4 publicados en español; traducción de María Reimondo Saá; rotulación de Oliva Osanz.
Una mujer ¿ciega? y un policía de un pueblo ¿ruso? se encuentran ¿a principios del siglo XX? y ese es todo el planteamiento que tenemos, que nos guía hacia una serie de momentos íntimos en salones cálidos con olor a té, tabaco y perfume… pero también a calles vacías y frías, gorros altos, gabardinas estilosas y abrigos de piel. Son escenas de galán y femme-fatale… pero desprovistos de maldad terrenal. Este manga es una excusa de Kotteri! para mostrarnos lo mucho que le flipa el rollazo Chanel, el boceto de moda en general y el diseño editorial de revista de moda de mediados de siglo en particular, la languidez ruso-francesa “de época” y, por qué no decirlo, Desayuno con Diamantes. Relojes, bufandas, pulseras, sombreros, zapatos, anillos. Lo tienes todo, para dama y caballero. Aunque narrado a través de breves escenas pseudo-románticas, y multitud de bellísimas portadillas capitulares que lo acercan al artbook. El diseño de colección, el color, la rotulación: todo es precioso.
Vals de los grandes almacenes de Hiromi Matsuo
Planeta Cómic; tomo único; traducción de Mónica Rodríguez; rotulación/maquetación/sin acreditar.
Aquí Hiromi Matsuo nos acota más las referencias, imitando y homenajeando los grandes almacenes de finales de la era Meiji, era Taisho y principio de la era Showa (en concreto desde la década de 1910 hasta los años 30), llevándonos de paseo por un trasunto de los almacenes Daimaru Shisaibashi de Osaka. Matsuo reproduce planos del edificio, productos de los diferentes comercios, cartelería de eventos concretos, funcionamiento de algunos departamentos, folletos de venta… todo ello mediante reproducciones ficticias muy fuertemente basadas en material real, con un contexto histórico también realista que mezcla la tradición japonesa (de clase alta, eso sí) con influencias europeas de la época. Lo comiquero es poquito, apenas cinco mini-capítulos de seis páginas cada uno, con una pequeña historia de alguna de las dependientas. Todo lo demás: pura cataloguería. Planeta ha traído otras dos obras de la autora: Rondo, una auténtica fantasía visual en A4 que imita por completo una «revista gráfica femenina» de 1922 (creada por la autora pero que rezuma Harper’s Bazaar y Vogue por los cuatro costados) y que es muy difícil evitar comprar si te la encuentras en una tienda; y Jardín de caleidoscopios, obra menos ambiciosa que las anteriormente mencionadas, en la que la autora realiza ilustraciones de vestimentas de las mismas épocas que en Vals, partiendo de una base tradicional pero con arreglo personal y contemporáneo.
Rooms de Senbon Umishima
Planeta Cómic; tomo único; traducción de Andrea Bernal; rotulación/maquetación/sin acreditar.
Saltamos ahora a la actualidad más cuquísima, íntima, cálida y, aunque mucho más restringida en lo que a cuestiones de espacio se refiere, igualmente maximalista que las obras anteriores (algo que un admirador del cottagecore como yo sabe apreciar y agradecer). Rooms es lo que os podéis imaginar por el título, y recoge uno de mis subgéneros favoritos de la ilustración internetera: los retratos de habitaciones con personalidad, repletas de objetos y detalle. ¡Puntos extra si tienen plantas y gatetes! Senbon Umishima nos presenta aquí un total de nueve habitaciones habitadas (valga la redundancia) por nueve protagonistas diferentes, cada una con un estilo, gustos y forma de vida muy personal, siendo quizás el único común denominador la falta de espacio de la vida moderna y el rechazo al minimalismo. Después de cada mini-manga (escenas cotidianas de la vida de estas chicas durante apenas cinco páginas), un breve análisis de algunos de los muebles u objetos relacionados con sus aficiones, y planos de la vivienda completa. El planteamiento es bastante similar al de Vals, pero quizás más amable en su variedad y gama cromática. Si quieres ideas para tu hábitat cotidinano, mejor esto que un catálogo de IKEA. Además, incluye alguna que otra máxima vital que no está nada mal. Y un total de siete gatetes y un perrillo. Tremendo promedio (de calidez y felichitá).
miroirs de Posuka Demizu y Kaiu Shirai
Norma Editorial; tomo único; traducción de Carlos de Mingo e Irene Tellería; realización técnica de Toni Blanco; corrección de Isaac Aslam.
De las cuatro obras principales de las que os voy a hablar hoy, esta es la única que es 100% manga de cabo a rabo. Cierto es que también podemos considerar Veil como un manga al uso, pero su vertiente artbook es muy potente; y tanto en Vals como en Rooms, los capítulos de manga eran un afortunado añadido. miroirs es el curioso reencuentro de la cuqui-siniestra dibujante Posuka Demizu con su compañero de correrías Kaiu Shirai, después de hacer equipo en la rompedora (aunque con progresiva pérdida de fuerza) The Promised Neverland. Y la propuesta en cuestión es tan curiosa como curiosa es la selección de equipo creativo: una colaboración con la marca Chanel para la revista Shonen Jump. No habría pensado nunca en relacionar Chanel con Shonen Jump, y desde luego no habría pensado en el equipo creativo de The Promised Neverland para acometer una colaboración en forma de tres historias cortas y algunas ilustraciones relacionadas «espiritualmente» con la famosa marca. Y lo curioso es que, una vez más, se cumple algo muy lógico: si un equipo creativo es bueno, puede contar una historia de lo que sea. Y me descubro ante ellas: las tres historias rezuman la personalidad acostumbrada del equipo, y no solo no constituyen un descarado esfuerzo de product placement, sino que trabajan con varios conceptos bastante existencialistas acerca de la relación entre la expresión personal de cada ser humano y su relación con la moda o el perfume, y de cómo lo que puede parecer frívolo puede ser a la vez algo clave en nuestro ser. Es muy divertido ver la línea infantil pero perturbadora de Demizu aplicada a contextos cotidianos y conceptos estilizados (usando siempre su inconfudible «objetivo de ojo de pez»); y en algún momento Shirai da en el clavo o abre melones muy interesantes con respecto a la expresión de la propia identidad (siento debilidad por la tercera historia, en la que un chico popular y un marginado unen sus fuerzas a través de la ropa y algunas prendas tipificadas como «de chica» para liberarse y rebelarse contra la norma).
Aquí tenéis algunas propuestas que, a priori, podría parecer que no están relacionadas con lo que acabo de acabo de comentar. Pero creedme que sí.