Miggy vuelve de las Secret Wars con un traje que tiene los días contados -o al menos es lo que suele ocurrir cuando introduces un traje menos icónico y simple que el anterior- y una justificación un poco pobre ("me voy a poner este traje porque estoy enfadao"). Peter David sigue cumpliendo porque es Peter David, pero no reinventa la rueda ni arriesga. Tampoco lo hace Will Sliney, solvente en pin-ups, pero poco detallado en expresión facial y fondos. Uso de ordenador demasiado obvio para mi gusto. Alguna que otra portada brutal de Francesco Mattina, eso sí.
Un cómic de superhéroes entretenido al uso, con visos de que David dará alguna sorpresa -ójala no me equivoque-.