Este shonen me da felicidad. Felicidad similar a la que me daba 'Fullmetal Alchemist'. Y eso es muy bueno.
Fantasía, sí, pero este tomo además toca de pasada ciertos aspectos sobre la xenofobia y la discriminación racial en barrios de manera muy acertada (otro punto en común con 'FMA'). Se nota que el autor es francés y conoce de sobra la situación social de su país en los últimos años.