Óiganme una cosita.
Que llevo un par de semanas un poco "poco comiquero" (te tienes que reír, poco comiquero, dice, el Bamfo, el desgraciado) porque he hecho una pausa en mis lecturas en curso para 1) acabarme toda la saga Blackwater, porque no existe otra opción, no es que me parezca la Divina Papaya pero, narices, algo tiene, que es como comer pipas, vaya braguetazo habrán pegao los de Blackie; y 2) acabarme el último tochal del 'One Piece' para hacer espacio en casa, que no hay quien se mueva con un 3-en-1 por medio. Lo de Luffy (aka El Lufas): yo era ateo, y ahora creo. Qué cabrón más carismático y más bueno y más rematadamente imbécil. Qué serie más random. Qué bien todo.
En seguida vuelvo con interesantes y sensuales anuncios que gustarán a las buenas gentes que me seguís por Insta (no así a las demás gentes, me presupongo).