Yo sí, pero porque es martes.
Finaliza esta gustosa miniserie de dos tomos con la pena (no solo para les que leemos, sino también para la propia autora) de dejar subtramas incompletas, pero por fortuna sin dejar sensación de insatisfacción. Más bien todo lo contrario, es un "bien está lo que bien acaba" de manual, y aunque nos quedamos sin completar del todo dos de los cuatro personajes protagonistas, Nozo Itoi ha demostrado que tiene la capacidad de escribir desde la empatia y con sensibilidad sobre temas muy delicados. ¿Y no es un poco así la vida, que a veces te dan explicaciones y a veces no? Pues eso. Y ahora, a por los siguientes manguitas de Tsubaki, que el inicio de la andadura ha sido muy positivo, y les tengo ganitas (en breve os comento).