Los Nuevos Mutantes Omnigold #2

Pero esto qué es.

Eso es lo que tuvo que pensar el fan medio mutante ochentero cuando Sienkiewicz llegó a la colección a dibujar la Saga del Oso Místico. Una cosa salvajemente diferente, totalmente alejada de la anatomía y composición tradicional, con una tonelada de personalidad y un marcado cambio tonal, de lo naif a lo psicológico-terrorífico, que más tarde sería un sello de identidad del cambio de paradigma superheroico de finales de los 80. Algo que podríamos llamar "adelantado a su época", precursor de oscuros puntales rupturistas como

'Born Again' o 'Batman: Año Uno', aunque no se mencione tanto como estos.

Y sé que tiendo a ser muy iconoclasta con el tema de los "clásicos" superheroicos, pero esta no será una de esas ocasiones. Con Sienkie al volante, feista y baconiano, hasta Claremont aprende a callar un poquito, ganando en ligereza. Ha sido una sincera gozadera familiarizarme de esta forma con personajes mutantes que ya amaba pero cuyos orígenes todavía no había leído, y ser testigo de la tremenda evolución de Magik y Dani Moonstar. Además de que ojo, duras declaraciones, la película ahora me gusta incluso más de lo que ya me gustaba, porque creo que mantiene un espíritu de terror ochentero teen totalmente fiel al de este inicio de etapa.

¿Sabéis qué creo que no ha envejecido tan bién? Los números especiales de los Nuevos Mutantes y la Patrulla dibujados por Arthur Adams, que también se encuentran en este tomo. Una etapa que también recuerdo idolatrada cuando crecía, con aquella mítica Tormenta asgardiana. Es un corte de rollo espectacular: de lo rupturista y oscuro se pasa al superheroismo de rayitas y bikinis, y las adolescentes en penumbra pasan a ser pin-ups de especial veraniego por culpa de un dibujo, precursor esta vez, de la Image que estaría por llegar. Y de la historia ni hablamos: contada tan entrecortadamente y a trompicones que no me enteré de la mitad... (además de misógina y ¿con un Loki pelín racistilla?).