Neverlanders

Déjame respirar, Tontéilor.

Ya leo demasiadas cosas, así que me gustaría que llegara el día en el que supiera que un cómic no va a gustarme necesariamente solo por llevar el nombre de Tom Taylor en la portada.

Pero me cago en la leche, ese día todavía no ha llegado: tenemos aquí otro cómic (juvenil) fresquísimo, que derrocha corazón, fantasía (literal), buen drama, algo de comentario social, frasacas... y que engancha muchísimo. Hasta el punto de que me alegro de que vaya a haber continuación, porque aunque sea autoconclusivo, los cabos sueltos son demasiado jugosos. Jon Sommariva se marca un dibujaco dinámico en el que se fusionan la animación y la cultura urbana en una explosión de color (¡Msassyk! ¡Beaulieu!), líneas angulosas.

Al final, lo de que sea una reinterpretación/secuela de 'Peter Pan' (concepto que me tiene aburrido ya de por vida) es lo de menos, porque está tan acertadamente actualizado (jugando con los conceptos de niños perdidos vs. niños abandonados) y los personajes y situaciones son tan nuevas, que no resulta repetitivo. Súper, súper recomendable, y con un personaje que vale millones y de su boca solo sale oro, que es la niñita de la viñeta que acompaña a esta micro-reseña, la más pequeña del grupo protagonista que viajará a Nunca Jamás, y que es muy fan de las sirenas y las hadas, con lo que os podéis imaginar que su punto de vista estará cargado de ilusión.

Traduce Laura Obradors

Rustica. 192 páginas. 19,95€