¡Compro vocal!
Hoy es uno de esos mágicos días en los que a @instagrapacomics y a mí se nos sincronizan las micro-reseñaciones, así que le dejo a él la parte intelectual y a vosotres corro a recomendaros que deis comienzo a la dilatación rectal, puesto que, oh sí, os confirmo que el nuevo manga de Sakamoto merece el viaje. Que os guste o interese la figura de Drácula o cómo ha sido adaptada la obra de Stoker es irrelevante. Sakamoto va más allá de fidelidades y respetos (que los hay) y nos da algo que es puro Sakamoto. Si no habéis tenido oportunidad de leer la monumental, la imprescindible 'Innocent' porque se os ha quedado muy extensa y os da pereza, no os perdáis '#DRCL' porque hay que leer algo de Shin'ichi Sakamoto alguna vez en la vida, puesto que no vais a encontrar mayor detallismo barroco en infinito otro artista, que además entreteja tan bien lo realista con lo surrealista de forma tan comprensible y que realce la narración. Básicamente, pone imagen a la definición de "sobrenatural" de una forma maravillosa. Además, pese a que podemos catalogar esta interpretación de la obra de Stoker como un desfase a la japonesa, lo cierto es que lo victoriano y lo gótico fluyen que da gusto de una forma nueva, lo terrorífico es hipnótico, y ante todo la propuesta es fresca, renovadora e iconoclasta, con nuevas propuestas de género fluido, racialización y empoderamiento (en realidad... ¡lo mismo que hizo en 'Innocent'!). Y efectivamente, imposible no ver a Ana de las Tejas Verdes en la Mina de Sakamoto. Y qué bonita la edición.