Palestina

De aquellos Saccos estos Zerocalcares.

No solo no había leído nunca 'Palestina', sino que no me había acercado aún a la figura de Joe Sacco, y solo le conocía por su renombre en la historia del cómic moderno en general y del cómic periodístico en particular.

Está el comic periodístico de investigación, y luego está el comic periodístico de inmersión. Ambos necesarios, pero el segundo nunca dejará de maravillarme: la voluntad, capacidad de decisión, amor por el oficio, por la verdad, los principios y, no lo neguemos, locura que hay que poseer para plantarte un día y decir "lo de Palestina es un movidón, el papel de EEUU me parece regular tirando a mal, aquí falta información, así que ME VOY YO SOLO PARA ALLÁ A VER QUÉ SE CUECE EN LAS CALLES". Pum. Tú con tu libreta. Sin el respaldo de, no sé, un canal de televisión o algo así. A pelo. Mi capacidad de admiración quedó desbordada con el 'Kobane Calling' de Zerocalcare (uno de mis cómics favoritos ever) y creí que sería difícil de superar, pero... ¿y si una otra persona hubiera hecho lo mismo 25 años antes?

Esperaba algo muy diferente de Joe Sacco. Su trazo es el de un autor indie noventero cualquiera que cuenta sus miserias personales. Sus caras gomosas rozan lo caricaturesco. Pero el entorno, las calles, el ambiente, los edificios... eso es pura realidad. Más real que muchos vídeos que hemos visto en los informativos. Las escenas que Sacco recoge (mitad paseos y situaciones en las que se vio envuelto, mitad anécdotas de todos los palestinos a los que entrevistó) no tienen un orden premeditado, no buscan contar una historia, no tienen un objetivo enciclopédico o formativo; este no es un cómic sobre "qué ocurre entre Israel y Palestina". Esa información la puedes encontrar en cualquier parte. Sacco, con una voz muy personal y autentica, totalmente coloquial y autocrítica (no solo no pretendiendo ser brújula moral, sino enfatizando su condición de pusilánime), nos dibuja la realidad cotidiana Palestina a base de paseos en los que se convierte en cronista, objeto de reproches y abogado del diablo, con un extra de valor meta-documental cuando divaga sobre lo que hace. De obligatorio estudio.