Detective Comics #1/26

O la numeración que tú prefieras, yo qué sé.

Me ha pasado algo muy raro con el inicio de este nuevo "volumen" de Detective Comics, y es que cuando lo leí, dije: "está bien". Pero conforme han pasado los días ha ido creciendo y mejorando la impresión que me provocó la lectura, una vez reposada. Creo que una etapa larga de estas características sería muy buena para el personaje. Y con larga me refiero a varios años de estabilidad sin rarezas, sin fuegos de artificio, solo con buen trabajo. Creo que Dan Mora (ya sabemos que esto no va a ocurrir porque se va a World's Finest, pero no me oiréis quejarme por eso) y Bellaire podrían otorgar al título, con el tiempo, un estatus de Gran Etapa como, no sé, el Spidey de Romita Jr. Sí, he dicho lo que he dicho. Y la cuestión es que, aunque al principio la historia me pareció tirando a generiquilla, no dejan de venir a mi mente aciertos que está teniendo Mariko Tamaki al guion (que de momento va para largo, y me alegro mucho), como trabajar a un Bruce Wayne que no puede esconderse en su cueva y sus sombras, sino que se obligado a tratar con... vecinos y la alta sociedad. Es las pocas veces que me importa lo que le está ocurriendo a Bruce Wayne. Creo que la mayoría de guionistas escriben a un Batman sin personalidad, parapetándose en la mascara, la mandíbula apretada, y el "HH". Pero ser taciturno, reservado y estar entregado a una causa no significa ser un bloque de mármol sin personalidad. Creo que Tamaki realza la humanidad del personaje muy bien, separándolo del estatus de mito y haciéndole poner los pies en el suelo. Por eso mi viñeta favorita de estos primeros números es la que veis aquí, y no una de las muchas (espectaculares, te queremos, Dan) escenas de acción murcielaguescas más típicas que podría haber compartido. Also: ¡complemento dibujado por Clayton Henry!