Sobra un autor de cómic

La soledad del dibujante ataca de nuevo.

Lo que hace Daniel Blancou no nos pilla por sorpresa: obras de cómic que analizan las penurias de la vida del artista de cómic y lo ingrato de la industria y los síndromes del impostor llevamos ya unas cuantas.

El girito está, por una parte, en que Blancou añade a sus impresiones autobiográficas un componente de ficción que es puro patetismo cómico: un autor veterano que consigue por fin el éxito real apropiándose de la idea de un autor novel. Por otra parte, la mayor baza de este (precioso) álbum es la visual: las planchas de Blancou, que funcionan como gags autocontenidos pero también como conjunto, son una explosión de colores primarios que juegan con los estilos pictóricos más geométricos más reconocibles. Es una propuesta visualmente lúdica variada y muy, muy interesante, que en ocasiones nos recuerda a algunas ideas del Mazzucchelli de 'Asterios Polyp'.

Importante: tiene la capacidad de ser MUY bajonero si te lo tomas en serio, porque mucho de lo que cuenta es cierto. Aléjate si no quieres por más hiztorias de lo ninguneados que están les artistes de cómic.

Cartoné. 80 páginas. 20€