Memoria de una guitarra

De la protesta como arte.

Que no se os pase uno de los cómics con mas alma de lo que llevamos de 2020. La nueva obra de Román López-Cabrera, parte dignísima del corpus de obras de posguerra española, funciona a varios niveles. Primero, como obra histórica que nos ayuda a completar agujeros del cuadro, con el añadido de que no se limita a un lapso de tiempo destacado, sino que nos cuenta una vida hasta el día de hoy, hasta el mismo momento en el que leemos sus páginas. Segundo, como documento sobre historia de la música, y más en concreto sobre la historia de la canción protesta en España y todas las dificultades que ha pasado desde la posguerra, el franquismo, y su aparente pérdida de energía a partir de la Transición. Aparente, que no real, porque la protesta no debe desaparecer: debe adaptarse al momento en el que se encuentra, y nunca debe conformarse, puesto que su función es exigir que el mundo cambie siempre a mejor. Y tercero, tenemos una vida, un cantautor ficticio, Pepe Soller, con el que conocemos la guitarra española humilde del pueblo vigilado; el micrófono y la camaradería del escenario de la Francia del exilio; la mística y dolorosa hermandad del concierto latinoamericano. Un paseo por el género sin entrar en lo enciclopédico. Conocemos la noche en prisión, los mecanismos de censura artistica, la incertidumbre laboral y de espíritu... Pero sin olvidar jamás que el relato de la protesta es un relato de esperanza, la esperanza que consigue la protesta escuchada y compartida, que da fuerzas para seguir. Que ayuda a saberse acompañado. Un relato que nos recuerda que la Historia con mayúsculas no queda tan lejos, por mucho que a veces lo parezca. Que sus heridas (y victorias) siguen abiertas. Que sus nietos ahora aprenden. Que sus canciones, inmortales, todavía emocionan... y todavía despiertan conciencias, pese al salto generacional.

Cartoné. 128 páginas. 18€