Ni tan mal.
Pues oiga, como esperaba menos de esta serie, al final me ha dejado contento. No hace falta que mencione el continuo deleite que suponen las espectaculares viñetas de la Tita Kamome, y si bien en ningún momento ha apuntado muy alto en lo argumental, lo que sí ha resultado ser es una miniserie de humor sin pretensiones, muy disfrutable y sin ataduras, como no encontraba desde las historias cortas de Toriyama. Incluso se me ha hecho un pelín corta: no me habría molestado un tomo más, para cerrar más a lo bestia.