Lo positivo.
Nuevo pueblo y nuevo arco argumentalmental. Hay una cosa que me gusta mucho de las historias de Kaoru Mori, y es que aunque su perspectiva es claramente edulcorada y cálida, normalmente en la ficción se trata el dramón de los casorios de época visto desde el ojo moderno, que obviamente lo ve como un despropósito terrible colmado de infelicidad. Pero oye, como también habría (estadísticamente, por narices) historias felices de amor, o incluso de tranquila resignación o de adaptación con "final feliz" al estar dentro de ciertas costumbres patriarcales terribles tan arraigadas y dadas por hecho... pues oiga, tráiganme ese calorcito un rato, que el dramote lo conocemos ya de sobra. Si nos gozamos el casorio en la Inglaterra jorgiana y victoriana, esto también nos lo podemos gozar.