Siempre hay un mañana.
Chapeau. Un aplauso enorme para Gene Luen Yang y las GuriHiru, que se han marcado una delicia de cómic redondo a varios niveles y que merece por completo las continuas reimpresiones de las que seguramente va a disfrutar a lo largo de muchos años. No solo es altamente recomendable, positivo y lleno de valores como lectura para jóvenes, sino que es una lectura pura y luminosa (si bien sencilla) que hará las delicias de los adultos con su fluidez reminiscente de la animación, sus varios guiños al universo DC, y su interesantísima contextualización histórica (con los concisos textos de Yang como complemento).
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El átomo, la base de lo que significa ser Superman se encuentra en estas páginas. Roberta Lee, la protagonista del título, es excelente. Un relato de tolerancia que te recordará lo más importante y te llenará de luz el corazón toda la semana (si el problema persiste, pida cita en Cardiología).
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