C'est la guerre, mon ami!
Permitidme que insista: 'Gundam The Origin' no es una serie de robots gigantes que se dan de tortas en el espacio. En sus páginas, el maestro Yasuhiko (que se ocupó de casi todos los aspectos artisticos de la serie en solitario, exceptuando a UN asistente para grises y tramas) retrata de manera delicadísima las consecuencias de la guerra a muchos niveles. El contenido humano es tremendo, y las reacciones de su reparto coral son tan variadas como lo serían en la vida real. La heroicidad es un regalo envenenado, la gloria es relativa, y "bueno" y "malo" son conceptos cuyas líneas se difuminan y redibujan constantemente. La depresión, la incertidumbre, la psicosis y las victorias pírricas empapan el mundo de Gundam, y sólo el fragor de la batalla consigue proporcionar algunos momentos de certeza: la inmediatez de la supervivencia y la lucha por un bien superior, que se convierte en algo cada vez más abstracto cuanto más baja el nivel de adrenalina. Mastahpiece.