Elsa Pataki, dame fuerzas.
Sólo hay una araña bienvenida en mi casa, y esa es Kumoko, la protagonista de uno de mis mangas favoritos, al que estoy enganchadísimo. No quiero que Kumoko vuelva a ser humana, ni conocer su aspecto real: quiero que siga sobreviviendo, creciendo, evolucionando y aprendiendo poderes macabros hasta convertirse en el monstruo más absurdamente poderoso y cuqui de todo este laberíntico mundo masivo, tanto que desafíe las capacidades de los propios creadores. Y lleva muy buen ritmo. GO, KUMOKO! Esta vaina es adictiva. Además, las continuas referencias a la cultura popular son geniales.