Reacción del humano estándar al ver que Moore ha incluido narración literaria tradicional en su cómic.
Termina el beso con lengua que Moore le da a Lovecraft, al lore cthuliano, y a ka cultura de veneración hacia esos señores cuasi-victorianos estirados y con escasas aptitudes sociales que escribían cosas a principios del siglo XX.
Se cierra el círculo con tranquilidad y elegancia, y la metaficción del relato alcanza el punto culminante al incluir al propio Lovecraft como emisor y receptor de toda la cultura generada en torno a su obra. A nivel técnico: una pasada. A nivel de entretenimiento: los puntuales momentos terroríficos o de (loquísima) ciencia-ficción funcionan muy bien, pero el tono general de la obra, pese a ser ficticia, se aproxima demasiado a lo académico. Entusiasmará a entendidos en Lovecraft y a fans del pulp. Al lector de a pie puede resultarle interesante, pero sin vida.
Lo mejor: los bodegones humanos y la detallada arquitectura que dibuja Jacen Burrows. Las ganas que tengo de verle en 'Moon Knight', con la capacidad que tiene para marcar ritmos y resaltar símbolos, no son ni medio normales. Se ve a Dave Gibbons en su trabajo.
PD: aclaración sobre lo de la prosa. No tengo ningún problema con un texto largo, o farragoso, pero hay una cosa llamada 'horizonte de expectativas'. Cuando quiero leer un texto largo, elijo un libro y me preparo mentalmente de forma inconsciente. Si cojo un cómic, ocurre igual. Si estoy leyendo un cómic y me clavas 10 páginas de texto, me resulta incómodo porque has roto mi preparación, mi ritmo. Y no me gusta la sensación, tito Alan.