Aviso: voy a criticar a Morrison. Este tomo es el mejor ejemplo de la constante (e innecesaria) ansia que DC ha tenido durante un par de décadas de demostrar lo importante y poderosa que es la JLA en cada cómic publicado. Cada arco argumental nos presenta una amenaza más apocalíptica, divina y exagerada que la anterior, algo que se extiende hasta la etapa Kelly. Cuando en la primera aventura ya se supera un reto imposible, los siguientes retos imposibles ya suenan a chiste estirado y forzado. Cazadora, Cyborg, Kyle Rayner, los unicos personajes de un reparto coral con los que se puede empatizar: los únicos que no son tratados como dioses. Superman, Flash y el Detective Marciano, tan poderosos que el resto de personajes sobran. Y no me hagáis hablar de Val Semeiks.