Es una gozada volver a la ciencia-ficción setentera en su vertiente más alocada, y más cuando fue la inspiración para tantísimas generaciones venideras.
La herencia de tu Philip K. Dick está aquí. La abuela de tu Quinto Elemento está aquí.
Surrealismo espacial puro y sin cortar. Influencia fantástica con una importante carga de sarcasmo y de conocimiento de la mente humana. Y en pequeñas dosis, que siempre sienta mejor.