Jamás tendré 20 años

La emoción que sigue funcionando.

Soy una de las personas que conozco que más ha criticado el "género" de la Guerra Civil en las artes españolas. Con sinceridad os lo digo. Creo que hay dos zonas de confort de la que nos cuesta salir: la guerra civil, caso que nos ocupa, y la desgracia urbana cotidiana.

Pero eso no afecta para nada a la calidad de una obra. 'Jamás tendré 20 años' es emotiva y triste, como no podía ser de otra manera, pero sin recrearse en la miseria. Por historias como estas, que se te agarran al corazón, no puedo sino sentir rabia hacia la gente incapaz de empatizar con la miseria ajena.

Cercana y directa, pero sin ser sucia ni soez. De hecho, el trazo de Jaime Martín me parece muy agradable a la vista.

Y tiene algo que me gusta mucho: no nos cuenta un acontecimiento puntual. Nos cuenta la vida de un matrimonio durante toda una vida, y cómo vivían esa vida. No solamente guerra y hechos traumáticos, sino la cotidianidad de los años 20, 30, 40... ¿Cómo se trabajaba? ¿Como crecía el barrio? ¿Había algún movimiento entre niveles sociales?

Y te preguntas: ¿tenían mis abuelos una historia como esta, pero yo ya les conocí como abuelos, unas figuras que para mí no tenían una historia anterior más que la que yo había conocido?

Pues claro que sí la tenían.