LAS CARICAS, LAS CARICAS.
Ya sabéis que no hago spoilers, así que podéis deleitaros con el soberbio juego de luces que se marca Matt Wilson con las portadas. Y eso que parecía imposible mejorar la batería de portadas iniciales.
La pregunta habitual: ¿sigue molando la serie 30 números después?
Madre mía. Y tanto que sí. En este último arco argumental hay tanto giro, revelación, sorpresa, y virguería narrativa, que espero que hayáis decidido seguir adelante.
Porque Gillen tiene medido esto al milímetro desde el principio, enfermers. Y es, además de artista, un artesano despiadado que pone a prueba a McKelvie con cada número.